jueves, 16 de mayo de 2013

Santiago en la Noche:

Es un proyecto fotográfico que desde hace varios años quería hacer, pues siempre la vieja ciudad me ha fascinado, tanto así se pueden ver en otros trabajos anteriores. En esta oportunidad quise sumarle la noche, que el resultado es algo aún más maravilloso. Las fotos muestran un estilo antiguo, blanco y negro, viejas casas, todo lo antiguo que queda rondando en el centro histórico de la ciudad de Santiago, donde viví cuando niño. El mundo blanco y negro tiene un toque distinto al color y más aún si es de noche, pues el brillo de la luces blancas sumadas con con las arrugadas sombras, más la realidad de la mística de la ciudad en la noche, abre los sentidos a un mundo de ensueño de querer sentir y vivir el pasado que aún queda atrapado en el resultado de las fotos.


Se que faltan muchas calles, edificaciones, casas y monumentos distintivos, pero quizás en un futuro haga otra parte con lo que me faltó por tomar. La ciudad es muy grande. Duré algún tiempo tomando las fotografías en plena media noche y oscuridad en la ciudad con la cámara y el trípode caminando solo en la peligrosidad de estos tiempos, pero vale la pena hacerlo, caminar, observar y detenerse a sentir esa magia que pocos se detienen a sentir o ver. La falta de carros, personas caminando mientras todos se han ido a sus casas y los pocos que duermen en las casas habitadas del centro histórico. De verdad que les invito a visitar sus ciudades los que vivan en otras partes por la noche cuando no hay nadie, es algo que solo estando allí es comprensible.

Yo nací en esta ciudad, no obstante viví hasta los cuatro años en una zona fuera de la ciudad que hoy es parte del área metropolitana, pero al mudarme al centro histórico con mi familia recibí un cambio de ambiente y fue algo mágico, porque no estaba acostumbrado ni había sentido todo lo que rodeaba dentro de la ciudad dígase  ambiente, casa vieja, vecindario, la noche, la lluvia, los carros, el comercio, todo movimiento y eso me quedó marcado para siempre. Pero sobre todo “la noche” fue el factor más mágico de todo. Cuando llegan las sombras empieza la desaparición de toda actividad humana en las afueras de las calles, el silencio se apodera de las calles, las luces se mezclan débilmente entre las ventanas de los vecinos, la ciudad allá afuera llena de oscuridad invitaba a salir, pero también la comodidad y calidad también animaba a uno a no salir y asi se mezclaba esa sensación de observar desde dentro lo que afuera acontece. .

Mágia


El presente ha sido siempre quien ha carcomido el pasado, y toda la belleza que hubo, el tiempo fue arrugando y maltratando lentamente, tanto así que ya queda poco de lo que hubo. Pero si nos ponemos a pensar ese “aún queda” puede significar que parte de ese pasado hermoso permanece aún escondido en ciertos lugares de la ciudad. 

Por suerte, aunque no aparecí en esa época “que en algún momento fue presente” puedo hoy contemplar y descubrir que aun existe ese mundo mágico escondido ante todos, quizás también olvidado por los que hoy disfrutan de un presente no tan hermoso. La fascinación de plasmar imágenes por la facilidad de la cámara es un instrumento bastante gratificante pues puedo retener en el tiempo parte de lo que fue, pero que aún se conserva. Esas fórmulas personalmente me produce mucha felicidad.













Noche de sueños



























Cuando cae la noche llega el sueño a causa del cansancio del día, donde nacen estados de consciencia quizás alterados que también se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica. La noche es el escenario típico de las historias de miedo, ya que la noche se suele asociar al peligro, a los bandidos y animales peligrosos que se ocultan tras la oscuridad. La percepción de la realidad puede depender, pues en a veces en ocasiones entrada la noche uno despierto, la vigilia aumenta más y los sentidos, del mínimo sonido nocturno nuestra mente puede crear los más fascinantes mundos imaginarios. 

Las historias de miedo siempre van acompañadas de criaturas fantásticas y animales ocultos bajo la sombra, como brujas, y escenarios de la luna entre nubes y el cementerio, etc. pero en verdad estos sentimientos encontrados en esos momentos de la noche nos abre la imaginación y nos volvemos a remontar a esa infancia siempre soñada por nosotros.






El autor

Nací en Santiago en 1978, criado por mi bisabuela en el mismo centro de la ciudad, siendo mi casa una cuna de aventuras y un lugar para la experimentación. Encontré desde bien niño a principios de los ochenta calendarios fotográficos de montañas y rompecabezas con colores desgastados. Eso bastó para que fascinarme con lugares insólitos. Empecé a amar la fotografía desde principios de los ochentas cuando su madre trajo fotografías del Pico Duarte en un viaje en 1985 hechas por Luis José Bonilla (Mi primer fotógrafo favorito). También en mi casa contemplaba horas muertas viendo fotografías de antiguos calendarios con bosques y paisajes canadienses. A finales de los ochenta sumergido en una etapa solitaria, descubrí techos de hojas de zinc, un callejón escondido y los ocasos más hermosos quedando absorto por los detalles que producen los patios, las casas antiguas y las cosas olvidadas. En la década de los noventa encontré un libro de fotografías en blanco y negro “Jueves 68” quedando fascinado con las fotos de Vitíco Cabrera entre otros. En 1997 fue ese año que empecé a tomar fotografías con la vieja cámara de mi papa. En 1998 me fui a la cordillera central por primera vez en mi vida, en un viaje que había esperado 13 años para lograrlo. Al año siguiente compré mi primera cámara profesional una kodak. A principio de 2000 y 2003 fueron años esenciales de pruebas y prácticas. En el 2004 compré una Samsun digital profesional, y tome fotografías en cantidades colosales, tanto así que este fue el motivo de hacer una primera exposición. 

En el 2006 realicé mi primera exposición individual "Experimento con Matices" en donde expuse las mejores fotos de los últimos 4 años antes. En el 2008 publiqué Un libro digital de fotografías y fotos surrealistas que sería mi segundo proyecto fotográfico “Banquete Surrealista” en donde se expone un viaje a otra dimensión, donde conlleva por primera vez fotos y poemas. A finales del 2009 publiqué de la misma forma el segundo libro digital “Callejones” donde se expone los callejones olvidados de Santiago, y la magia que en ellos se conserva. Este libro posee fotos y poemas propios míos. Y en noviembre del 2011 publiqué "Lo que nadie ve" un esfuerzo fotográfico deseado toda mi vida por mi desde niño hasta nuestros días, el mas largo que he durado trabajando, solo por darle tiempo y paulatinamente corregir cada detalle. Lo comencé en el 2006. 

Y hoy presento para todos ustedes mi más reciente trabajo "Santiago en la noche" que desde hace varios años quería hacer, pues siempre la vieja ciudad me ha fascinado, tanto así se pueden ver en otros trabajos anteriores. En esta oportunidad quise sumarle la noche. Las fotos muestran un estilo antiguo, blanco y negro, viejas casas, todo lo antiguo que queda rondando en el centro histórico de la ciudad de Santiago, donde viví cuando niño.